¡Conocenos!

 Pero la ciencia y la experiencia ya demuestran lo contrario. 

Un estudio del Max Planck Institute reveló que los jugadores de Super Mario 64 desarrollan mayor volumen cerebral en áreas relacionadas con la memoria y la atención (Molecular Psychiatry, 2014).

El NIH (2022) encontró que los niños que juegan videojuegos muestran mejor desempeño cognitivo y capacidad de concentración.
Y un metaestudio del British Educational Research Journal (2023) concluyó que Minecraft Education impulsa la colaboración, la motivación y el pensamiento crítico en el aula.

Entonces, ¿por qué seguimos resistiéndonos?
Porque aún confundimos “jugar” con “perder el tiempo”.
La diferencia está en cómo y para qué se juega.

Cuando un niño explora, construye y resuelve problemas en un entorno educativo digital, aprende con propósito.
En lugar de memorizar, comprende. En lugar de escuchar pasivamente, participa.
Ahí ocurre el verdadero aprendizaje.

En Vilenna, usamos Minecraft Education para enseñar inglés a niños de distintas edades.
Y vemos algo increíble: alumnos que antes se distraían, hoy se involucran; niños tímidos que ahora se expresan; mentes curiosas que aprenden jugando.

No se trata de reemplazar al maestro, sino de reinventar su rol.
El docente no pierde autoridad: gana herramientas.
El alumno no se dispersa: se motiva.

El reto no es que los niños aprendan con videojuegos, sino que los adultos aprendamos a enseñar dentro de ellos.

La educación no tiene por qué ser rígida para ser seria.
El futuro ya llegó, solo que esta vez tiene forma de bloques, misiones y creatividad infinita.

💚 Vilenna: donde aprender jugando también es aprender en serio.

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